Voces, 1995, Vol. 6http://hdl.handle.net/10366/686922024-03-29T09:40:51Z2024-03-29T09:40:51ZAbstractshttp://hdl.handle.net/10366/701642023-06-13T17:35:03Z1995-01-01T00:00:00Z1995-01-01T00:00:00ZVarios títuloshttp://hdl.handle.net/10366/701622023-06-13T17:35:02Z1995-01-01T00:00:00Z1995-01-01T00:00:00ZMinucias infelicesBaltar Veloso, Ramónhttp://hdl.handle.net/10366/701602023-06-13T17:35:01Z1995-01-01T00:00:00ZSegún el Diario del Primer Viaje, como «señales ciertas de tierra» tomaba D. Cristóbal Colón: aparición de ciertas hierbas, algunos fenómenos atmosféricos, presencia o paso de determinadas aves y la vista de cetáceos. No habría que contar entre ellas, a mi cativo juicio, la que se podría derivar de esta sorprendente anotación acaso nunca antes discutida (por la irrelevancia del asunto y, en el fondo, por el temor sagrado de la palabra escrita, por profana que fuere): "Por un pescado que se llama rabiforcado que anduvo alrededor de la caravela y después se fue la vía del Sursueste, creyó el Almirante que avía por allí algunas islas".
1995-01-01T00:00:00ZPhèdre et les noms de la fableSlusanschi, Danhttp://hdl.handle.net/10366/701582023-06-13T17:35:01Z1995-01-01T00:00:00ZTout en essayant, en vers latins, de donner à la fable le statut d'une forme littéraire vraiment indépendante, Phaedrus, ou, peut-être Phaeder, Augusti liberties, concentre maintes fois son attention sur ses dénominations et sur ses caractéristiques les plus saillantes.
1995-01-01T00:00:00ZUna posible tipología de los usos figurados del léxico agrícola en latín cristianoAndrés Sanz, María AdelaidaLillo Redonet, FernandoMartín, José CarlosSánchez Martín, José Maríahttp://hdl.handle.net/10366/701562023-06-13T17:35:00Z1995-01-01T00:00:00ZA. Blaise llamó la atención sobre la importancia del uso de la figuración en el latín de los cristianos. Para él sería ésta una de las principales características de este latín. En efecto, el cristianismo como nuevo fenómeno cultural necesita servirse de una serie de procedimientos que hagan más asequible su nueva visión del mundo a los lectores u oyentes entre los que quiere transmitir su doctrina, sobre todo porque es especialmente entre las clases más bajas de la sociedad donde en un principio más adeptos encuentra la nueva religión. Esto, unido al hecho de que esta religión surgió en un pueblo de pastores y agricultores como es el judío, hace que las metáforas basadas en el lenguaje agrícola y ganadero sean especialmente abundantes en sus textos sagrados. Estos textos constituirán el fondo teológico de la nueva religión y sus metáforas e imágenes se perpetuarán y trasmitirán primero en griego y luego en latín, haciéndose caras a los escritores cristianos, ya que mediante ellas se acercaban al pueblo las nuevas y en ocasiones difíciles concepciones religiosas.
1995-01-01T00:00:00ZUn problema médico y terminológico (sífilis en el siglo XVI)Pérez Ibáñez, María Jesúshttp://hdl.handle.net/10366/701542023-06-13T17:34:59Z1995-01-01T00:00:00ZEn el umbral del siglo XVI, muy poco antes de finalizar la centuria anterior, se describe una afección hasta entonces, parece, desconocida, de síntomas alarmantes y graves consecuencias. En contra de lo esperado y deseado no parece haber literatura médica sobre ella, las auctoritates no se pronunciaron a este respecto y nada dejaron apuntado sobre cómo tratarla. Como en otros casos a lo largo de este período los hombres del momento, en este caso los médicos, deben afrontar un reto importante que les lleva a nuevos mundos. Se trata de la sífilis, grave enfermedad de transmisión sexual que se manifestó de forma especialmente intensa en los últimos años del siglo XV y primeros decenios del XVI. Aunque no fue la única enfermedad «nueva» que apareció en Europa —se produjeron en el XVI otras infecciones de carácter epidémico como tifus exantemático, sudor inglés y la difteria o garrotillo quizá sea una de las más estudiadas y de mayor impacto social.
1995-01-01T00:00:00ZFundus PopulusIso, José Javierhttp://hdl.handle.net/10366/701522023-06-13T17:34:59Z1995-01-01T00:00:00ZParafraseando a Terenciano Mauro, habent sua fata vocabula. En efecto, de las acepciones que los diccionarios dan de fundus, las materiales de «finca, predio» y «fondo, base» están presentes a lo largo de toda la latinidad, con mayor o menor amplitud en función del tipo de textos que han llegado a nosotros. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la acepción «inmaterial» de esta palabra, la que tiene como referente no una cosa o un espacio —con o sin edificios—, sino una persona o un pueblo, y designado precisamente un status o condición jurídica que dichas personas mantienen respecto a otras: aquí los testimonios, si excluimos Cicerón, pueden contarse con los dedos de una mano y sobran dedos. Claro que —se dirá— la obra de Cicerón ya vale por su extensión como la de cuatro o cinco autores medios. Pero ocurre que fundus, en su acepción no-material, está muy abundantemente presente en el Pro Balbo ciceroniano, pero sólo en esa obra.
1995-01-01T00:00:00ZLeño, pino, abeto... Sinécdoques clásicas en los siglos de oroHerrero Ingelmo, José Luishttp://hdl.handle.net/10366/701502023-06-13T17:34:58Z1995-01-01T00:00:00ZEl latín lignum designaba —en la época clásica— la «madera», especialmente «para quemar», frente a materies que hacía referencia a la «destinada a la construcción». A las lenguas románicas pasó el sentido restringido («para quemar»), mientras que en el genérico pasó a significar «pipo de la fruta» u «objeto hecho en madera» (p.e. «tablilla para escribir»). También se utilizaba, en lengua poética sobre todo, como sinécdoque con el significado de «barco» (también en el latín bíblico y en el latín medieval), que pasa al italiano, al sardo y al catalán. Esta sinécdoque marinera era común a abies, alnus y pïnus: la primera y la última se repiten en algunos textos del Siglo de Oro que se citan más adelante. El español leño ha tenido ambos significados a lo largo de su historia, aunque probablemente ninguno de ellos como continuación hereditaria de la palabra latina: en el primer significado, «leño de árbol», quizás derive de leña (a su vez plural de lignum) y en el segundo quizás se trate de un italianismo o de un cultismo semántico (o de ambas cosas a la vez, como veremos).
1995-01-01T00:00:00ZAer, Aether, Caelum, Sublimis: Estudio del vocabulario técnico utilizado para designar el «cielo» en las Naturales Quaestiones de Séneca y otros escritores científicosBravo Díaz, Románhttp://hdl.handle.net/10366/701482023-06-13T17:34:57Z1995-01-01T00:00:00ZQue el vocabulario de las Naturales Quaestiones de Séneca no puede ser valorado a la luz de las exigencias de precisión propias de la lengua científica es algo que no pasa desapercibido a cualquier lector atento de la obra y ha sido puesto de relieve en más de una ocasión, especialmente por aquellos estudiosos que han emprendido la difícil tarea de su traducción. Pero que esta acusación haya de recaer exclusivamente sobre Séneca y deje inmunes a otros escritores latinos, incluso a aquellos que gozan de la máxima reputación, ya es algo mucho más discutible y que, en mi opinión, merece la pena de ser considerado atentamente.
1995-01-01T00:00:00ZÍndicehttp://hdl.handle.net/10366/701462023-06-13T17:34:57Z1995-01-01T00:00:00Z1995-01-01T00:00:00Z