Unamuno mismo usó el término “epistolomanía” aplicado a su gusto por escribir cartas. “Me gusta escribir cartas, es lo más lírico y menos ilativo” le escribió a Ortega y Gasset. Efectivamente, las cartas son la verdadera crónica de los intereses unamunianos y de sus corresponsales, superando lo anecdótico puesto que es en ellas donde vuelcan sus preocupaciones vitales. En la Casa-Museo Unamuno, de la Universidad de Salamanca, se conserva el archivo del escritor con un volumen importante de cartas recibidas por el autor procedentes de todas los lugares del mundo donde llegaba su presencia literaria. Famosos o desconocidos, personas en definitiva que correspondían al ansia epistolar de Miguel de Unamuno. De entre todas ellas, cabe destacar el fondo de cartas de América Latina. Por ser uno de los españoles que más pensó en el “problema de España”, los más inquietos de los ciudadanos iberoamericanos quisieron contactar con él a través de las cartas: Borges, Rubén Darío, Rufino Blanco Fombona, Manuel Ugarte, Ricardo Rojas, Vaz Ferreira, Nicolás Guillén, José Enrique Rodó, José Carlos Mariátegui…. nicaragüenses, argentinos, colombianos, venezolanos, uruguayos, chilenos, bolivianos, cubanos…Admiradores de Miguel de Unamuno que se identificaban con sus ideas políticas, estéticas y literarias.

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