Causas de la persistencia de los tópicos folclóricos salmantinos en la pintura de Vidal González Arenal (1859-1925)

Abstract

En la provincia de Salamanca perviven, a comienzos del siglo XX, una serie de herencias decimonónicas que afectan a distintos ámbitos de la vida, desde lo sociológico a lo económico pasando por lo religioso o cultural. Dentro de estos últimos legados caben subrayarse las invariantes artísticas que la pintura repite con asiduidad hasta convertirlas en tópicos por su recurrencia. La temática floral, el retrato académico, el paisaje charro o las redundantes marinas son algunos de los motivos más manidos a la par que exitosos del arte fin de siècle y, pese a la necesaria vanguardia creativa, continúan siéndolo a comienzos de la nueva centuria en un contexto como Salamanca, enfrentado a un difícil y escaso aperturismo desarrollista que se convierte en una de las explicaciones más sólidas de la paralización artística que vive la zona. Uno de los argumentos que, junto a los anteriores, despierta el entusiasmo de las clases medias burguesas, la aristocracia, el estamento popular y el político de Salamanca es el regionalismo. La representación de las raíces ancestrales del folclore provincial (serrano principalmente) sigue constituyendo entonces un atractivo para los autores y un acicate para los posibles clientes incluso aun con la conciencia, sobre todo por parte de los primeros, de no estar contribuyendo con ello a redefinir el panorama artístico de la provincia. El éxito popular y las necesidades que impone la vida cotidiana en un entorno de limitados recursos y condiciones restrictivas para la carrera de los artistas, así lo exige. En este marco y respondiendo a dichos condicionantes hay que situar la figura de Vidal González Arenal (1859-1925), autor salmantino de gran predicamento popular quien, sacrificando una prometedora trayectoria en Italia, decide labrarse un futuro en su tierra natal, haciendo suyos los tópicos de los que antes hablábamos y tratando, con ellos, no sólo de satisfacer unas necesidades artísticas conservadoras sino -y lo que es más complejo en dicho ambiente- de modelar una trayectoria que combine dignidad, seriedad y trivialidad a partes iguales.