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Título
Resumen de tesis. El capitalismo emocional, un estilo de vida del presente de Eva Illouz a los teóricos del biocapitalismo
Otros títulos
El capitalismo emocional, un estilo de vida del presente de Eva Illouz a los teóricos del biocapitalismo
Autor(es)
Director(es)
Palabras clave
Tesis y disertaciones académicas
Universidad de Salamanca (España)
Tesis Doctoral
Academic dissertations
Capitalismo
Emociones
Desarrollo emocional
Clasificación UNESCO
72 Filosofía
Fecha de publicación
2022
Abstract
[ES] Esta tesis doctoral aborda la centralidad de las emociones en el capitalismo
contemporáneo, hecho que trasciende los momentos y espacios del trabajo formalmente
reconocido y que, en general, se hace evidente en la configuración actual de la vida
emocional y de las formas de subjetividad. Dicho brevemente, el llamado «capitalismo
emocional» ha pasado a constituir un nuevo estilo de vida del presente. Dentro de la
pluralidad de perspectivas coetáneas que se han acercado al problema, el enfoque elegido
aquí toma como punto de partida la obra de Eva Illouz, autora del concepto, al que se
dedica la primera parte de la tesis con el propósito de analizarlo en su contexto de
formulación original. Más concretamente, Illouz define el «capitalismo emocional» como
un proceso de coproducción de las prácticas y discursos económicos y emocionales que
se habría desarrollado a lo largo del siglo XX a través de dos fenómenos simultáneos. El
primero, la «emocionalización de la conducta económica», supone la introducción de
habilidades de gestión emocional en los espacios de trabajo desde las primeras décadas
del siglo pasado; el segundo, la «racionalización de la vida emocional», está vinculado a la
configuración de un nuevo ideal de intimidad en los años setenta a partir de los modelos
culturales del feminismo de la segunda ola y de la terapia.
Al término de la primera parte se detectan y analizan una serie de incoherencias
y puntos ciegos imputables a este sentido originario de la expresión «capitalismo
emocional», que permiten explicar el hecho de que la función y la especificidad histórica
que Illouz atribuye al término no coincidan con los resultados de la mayor parte de
trabajos que estudian las transferencias entre lo económico y lo emocional en el
capitalismo contemporáneo. Las críticas formuladas a la autora pueden resumirse en un
argumento principal: Illouz no contextualiza de forma históricamente precisa el
capitalismo emocional en la medida en que desatiende las transformaciones del sistema
económico que se encuentran detrás de los fenómenos que describe.
Por ello, la segunda parte está dedicada a responder a la autora desde las llamadas
teorías del «biocapitalismo», que aparecen ya en el siglo XXI en la estela de la recepción
italiana de la biopolítica de Foucault y que pretenden articular una nueva «teoría del valor afecto». Este giro desde la perspectiva sociológico-descriptiva de Illouz a una óptica más
económico-filosófica permite situar la emocionalización del capitalismo en el marco del
posfordismo, en el que los procesos productivos se inmaterializan progresivamente y
subsumen un número cada vez mayor de cualidades vitales. Entre ellas ocupan un lugar
paradigmático las habilidades emocionales y, consecuentemente, lo que los teóricos del
biocapitalismo denominan «trabajo afectivo». De este modo, las emociones no solo se
han convertido hoy en medios de producción, sino que se ven profundamente
rearticuladas por la «subsunción total de la vida en el capital».
[EN] This doctoral thesis addresses the centrality of emotions in contemporary
capitalism, a fact that goes beyond the moments and spaces of formally recognised work
and that, in general, has become evident in the current configuration of emotional life
and subjectivity. To put it briefly, the so-called «emotional capitalism» has come to
constitute a new lifestyle of the present. Among the plurality of contemporary perspectives
that deal with this topic, the approach chosen here takes as its starting point the work of
Eva Illouz, coiner of the concept, to which the first part of the thesis —which seeks to
analyse it in its original formulation— is dedicated. More precisely, Illouz defines
«emotional capitalism» as the process of co-production of economic and emotional
practices and discourses that developed in the 20th century through two simultaneous
phenomena. The first one, the «emotionalisation of economic behaviour», involves the
introduction of emotional management skills in the workplace from the first decades of
the last century; the second one, the «rationalisation of emotional life», is linked to the
configuration of a new archetype of intimacy in the 1970s based on the cultural models
of second-wave feminism and therapy.
At the end of the first part, a series of internal inconsistencies and blind spots
associated to the original meaning of the expression «emotional capitalism» are detected
and analysed. As a matter of fact, they help to explain that the function and historical
specificity that Illouz attributes to the term do not coincide with the results of most of
the works that study the transfers that take place between the economic and the
emotional in contemporary capitalism. The critique levelled at the author can be
summarised in one main argument: Illouz does not contextualise emotional capitalism in
a historically accurate way since she overlooks the transformations of the economic
system that lie behind the phenomena she describes.
For this reason, the second part of this doctoral thesis is devoted to answering
the author through the so-called theories of «biocapitalism», which have appeared in the
21st century within the Italian reception of Foucault´s biopolitics and claim to articulate
a new «theory of affect-value». This shift from Illouz´s sociological-descriptive
perspective to a more economic-philosophical viewpoint allows to contextualise the
emotionalisation of capitalism within the framework of post-Fordism, in which
productive processes have become progressively immaterialised and subsume an
increasing number of vital qualities. Among these, emotional skills and, consequently,
what biocapitalist theorists call «affective labour» hold a paradigmatic place. Therefore,
in the context of biocapitalism, emotions have not only become means of production,
but are profoundly rearticulated by the «total life subsumption to capital».
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