La importancia de las redes de telecomunicaciones y los medios de comunicación en nuestra sociedad globalizada es innegable. A lo largo de la historia, han evolucionado junto con la electrónica. En 1844, se estableció la primera red mundial de telecomunicaciones: el telégrafo eléctrico basado en código Morse. Posteriormente, se extendieron las líneas telegráficas en todo el mundo. En 1876, se inventó el teléfono, permitiendo la transmisión de voz y sonido a través del cable. Para amplificar estas señales eléctricas, surgieron las válvulas de vacío en el siglo XX. A finales del siglo XIX, se desarrollaron métodos de comunicación inalámbrica, como la radio patentada por Marconi en 1897. La televisión también se desarrolló, mejorada por inventores como Farnsworth y Zworykin en la década de 1930. En 1947, el invento del transistor bipolar de unión propició una nueva revolución. Los transistores permitieron fabricar dispositivos más pequeños y eficientes en términos de energía, como las primeras radios de bolsillo. Los avances en registros sonoros magnéticos, como los casetes compactos, y la aparición de reproductores portátiles, como el Walkman en 1979, transformaron nuestra forma de disfrutar la música. Con el desarrollo de circuitos integrados y la transmisión de datos, surgieron internet, las comunicaciones vía satélite, los ordenadores personales y las redes informáticas. En las últimas décadas, la comunicación móvil ha experimentado una revolución con los teléfonos inteligentes 5G. Se espera que las futuras redes móviles 6G y 7G, que utilizarán bandas de frecuencia de terahercios, impulsen mejoras significativas en análisis de datos, Inteligencia Artificial y capacidad de cómputo de alto rendimiento. Se estima que estas redes cambiarán nuestra forma de interactuar con el mundo.

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